El político se convierte en estadista cuando comienza
a pensar en las
próximas generaciones
y no en las próximas elecciones.
Winston Churchill
El sistema político mexicano está basado en un
modelo de “democracia elitista”, donde los grupos de poder económico utilizan
todos los medios a su alcance para permanecer siempre en el gobierno. Por tal
motivo, la manipulación de la voluntad popular– es ya un elemento estructural.
Al inicio
de este ciclo escolar, hace unos meses se realizó una reforma a las Normas
Generales para la Evaluación, Acreditación, Promoción y Certificación en la
educación básica; con base en el principio pedagógico “Evaluar para aprender”
que sustenta al Plan de estudios vigente. En éste se planteaba, palabras más
palabras menos, la desaparición de la percepción del "reprobado" en
los primeros años de educación primaria. Sin embargo, el nuevo secretario de
educación plantea una contrarreforma al regresar los reprobados en la educación
primaria, a pesar de los costos y la falta de respeto a la capacidad de
aprendizaje de todos los estudiantes mexicanos; “el repetidor lejos de
beneficiarse con la posibilidad de repetir cierto grado, es etiquetado como no
apto para el aprendizaje por sus maestros, sus compañeros y sus padres, además
del lógico deterioro de su autoestima. En consecuencia, el rezago se acentúa en
lugar de reducirse y la motivación para continuar en la escuela es pronto
insuficiente para contrarrestar la inclinación a dedicar al niño o a la niña a
actividades productivas o a labores del hogar” (Felipe Martínez Rizo, 2004)
Pareciera que al actual Secretario de Educación
Pública (SEP) le preocupa más desaparecer los planteamientos y propuestas
realizadas a la Autoridad Educativa por parte del SNTE, sin documentarse al
respecto.
El titular de la SEP decidió no evaluar a los
niños de cuatro años, como propone el acuerdo, porque considera que es un golpe
fuerte para un pequeño de esa edad. Tampoco entraría en vigor la innovación de
que en los tres primeros años de primaria no haya reprobados, salvo que los
padres de familia lo pidan, a lo que irónicamente dijo: “No veo a los padres de familia haciendo fila
para pedir que reprueben a sus hijos”, y segundo, porque en el Primero y
Segundo grados de educación
primaria
concentra la unidad de habilidades y destrezas básicas de leer, comprender la
lectura y escribir; y no se puede pasar a tercero, si no hay garantía de que el
menor aprendió esa enseñanza fundamental. Además, frenó la desaparición del
certificado de primaria y la aparición de la Cartilla de Educación Básica, que
pretendía entregarse al concluir la secundaria, porque no hay sustento para
dejar a la deriva a los menores que sólo terminan la
primaria, sin tener un documento que los acredite en ese grado escolar, tema
que sin lugar a dudas, académica y políticamente
tiene mucho más tela de donde cortar.
Por si sola, la palabra “reprobados” genera
cierto debate entre los docentes. Voces a favor de regresar a esta práctica
tradicionalista alaban dicha decisión en razón de que se le regresa la
“autoridad” al docente de decidir quien se va y quien se queda en el ciclo
escolar.
Parece que el viejo régimen le gusta el eslogan:
México país de reprobados que puso de moda un conocido investigador mexicano.
Parece que el viejo régimen sólo se siente a gustito administrando y ensalzando
la ignorancia. Además, pareciera que a nosotros como docentes, algunos no todos, nos gusta calificar, censurar,
reprobar pero a nosotros no nos gusta que nos evalúen, ni que nos categoricen
por tenerle pavor a la corrupción burocrática del gobierno.
Con dichos cambios la evaluación del desempeño de los preescolares será exclusivamente cualitativa, pero sin clasificar el aprovechamiento de los alumnos con calificativos como: destacado, satisfactorio, suficiente e insuficiente, ni se emplearán referencias numéricas.
Respecto a la Certificación de preescolar, durante
el proceso educativo, el docente reunirá las evidencias, observaciones y
recomendaciones del aprovechamiento del menor, las anotará en la Cartilla de
Educación Básica para que los padres de familia o tutores contribuyan a mejorar
el desempeño de sus hijos o pupilos.
Los docentes comunicarán los apoyos específicos
que consideren necesarios para cada alumno. Además, se reforzará el carácter de
documento oficial en la cartilla de tercer grado de este nivel, mediante la
inclusión de la leyenda “CONCLUYÓ SU EDUCACIÓN PRESCOLAR”.
Con relación al primer grado de primaria se acreditará con sólo cursarlo y el alumno pasará al siguiente año escolar; sin embargo, el acuerdo modificado fortalece la autoridad del docente a fin de que, en caso de que los menores que cursen segundo y tercero no alcancen los aprendizajes correspondientes, puedan repetir el año cuando obtengan un promedio final menor a seis (6), con la recomendación de que se sugiere si el niño o niña no alcanza a desarrollar su competencia lectora.
Con relación al primer grado de primaria se acreditará con sólo cursarlo y el alumno pasará al siguiente año escolar; sin embargo, el acuerdo modificado fortalece la autoridad del docente a fin de que, en caso de que los menores que cursen segundo y tercero no alcancen los aprendizajes correspondientes, puedan repetir el año cuando obtengan un promedio final menor a seis (6), con la recomendación de que se sugiere si el niño o niña no alcanza a desarrollar su competencia lectora.
Esta reforma no obliga a los profesores a retener
a los estudiantes, pero sí los facultad para adoptar la “decisión”, para bien o
para mal, que mejor amerite el caso sin descartar la opinión de los padres de
familia o tutores, inclusive, la del director del plantel.
Al concluir la primaria, la autoridad educativa
competente expedirá el Certificado de Educación Primaria, si los alumnos
cumplieron los requisitos del plan y los programas de estudios; a los
estudiantes que concluyan preescolar, primaria y secundaria se les entregará el
Certificado de Educación Básica. Estos documentos podrán expedirse en versión
impresa o electrónica y se sujetará a los estándares de contenido, diseño y
seguridad que al efecto establezca la SEP federal.
Sin duda, los y las maestras se encuentran con
ánimos de ser escuchados para realizar todas estas modificaciones; sin embargo
como dijera alguien por ahí “palo dado, ni dios lo quita”, y el eslabón más
bajo de la estructura educativa nos obliga a informarnos y aplicar el nuevo
acuerdo No. 685 que complementa el anterior y es en este tipo de decisiones
cuando podemos argumentar y asegurar que lo político rebasa a lo académico.
Iván Jossué Campas
Robles
Consejal Nacional del
SNTE
ivankmpas@hotmail.com
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