martes, 7 de enero de 2014

Entre reformas nos veamos…..


Por estos días, en los que ronda en el aire una sensación de incertidumbre en la administración educativa, debido a los cambios implementados a raíz de la Reforma Educativa del presidente Enrique Peña Nieto, en la que se define una política clave para el futuro de la educación del país, la metodología de evaluación que utilizará el recién creado Instituto Nacional de Evaluación Educativa sigue siendo de preocupar y ocuparse, para evaluar el Sistema Educativo del país en los próximos años, y no sabemos si la metodología en cuestión se hará cargo de las reiteradas críticas y recomendaciones que el mundo académico, político, y social  ha manifestado.

En este sentido, las críticas pueden clasificarse en dos grandes áreas. En primer lugar, la metodología que se propone para evaluar a los docentes, que se realizará en cinco dimensiones, las cuales, suponen no privilegia el resultado por sobre el contexto, aunque es probable que no considere suficientemente el proceso de enseñanza y aprendizaje.  Estamos conscientes que la diversidad en nuestro país, en nuestro estado, regiones y poblaciones son distintas, pero también, estamos seguros que se antoja difícil diferenciar la evaluación, mientras se siga privilegiando el examen escrito y/o la prueba objetiva. De esta manera, se entiende que los contextos multigrados, la periferia y las mismas ciudades, seguirán siendo distintos y lo difícil es homogeneizar perfiles, parámetros e indicadores en esta evaluación.

La segunda crítica se refiere al modo de implementación de la ordenación que “supone” un alto impacto en el sistema escolar. Las imposiciones de las reformas pactadas por el llamado Pacto por México, han calado en el profesorado, sobre todo en algunos que ven con malos ojos la extinción de las llamadas comisiones. Si bien es cierto, son indispensables para el buen funcionamiento de los procesos administrativos educativos, pero “el abuso en el consumo de éstas, perjudican el sistema”, por ende, era necesario establecer un periodo de reconceptualización en el cual se comunique y explique, pero sobre todo se justifique el funcionamiento y las consecuencias de las mismas; además de generar el espacio necesario para perfeccionar aquellos elementos que demuestren ser conflictivos en este periodo de “prueba”. Es clave establecer un periodo de marcha blanca que permita a los trabajadores de la educación “prepararse” frente a las evaluaciones.

El país ya ha asumido las nefastas consecuencias de implementar cambios radicales sin la debida información y preparación de la ciudadanía, y es claro que significaría para el país un daño mucho mayor y permanente que el vivido con la puesta en marcha de estas reformas y que en teoría deberíamos jugar un rol clave en la nueva estructura de nuestro sistema educativo.

Estos elementos evidencian la necesidad de debatir abiertamente la política educativa antes de su implementación. Máxime que se “especula” que se hará una encuesta en este 2014 para hacer el cambio de currícula en Educación Básica, cuando aún no estamos en condiciones en evaluar el perfil de egreso del actual.

 Distintos hitos marcaron un año hiperactivo y demandante, con grandes momentos para recordar y otros que intentaremos dejar en el olvido. Pero lo que caracteriza a los trabajadores de la educación de nuestro país, es la marcada tendencia de adaptarnos al cambio.

Profr. Iván Jossué Campas Robles

lunes, 20 de mayo de 2013

Cuando lo político rebasa lo académico


El político se convierte en estadista cuando comienza

 a pensar en las próximas generaciones

y no en las próximas elecciones.


Winston Churchill

 

El sistema político mexicano está basado en un modelo de “democracia elitista”, donde los grupos de poder económico utilizan todos los medios a su alcance para permanecer siempre en el gobierno. Por tal motivo, la manipulación de la voluntad popular– es ya un elemento estructural.

 Al inicio de este ciclo escolar, hace unos meses se realizó una reforma a las Normas Generales para la Evaluación, Acreditación, Promoción y Certificación en la educación básica; con base en el principio pedagógico “Evaluar para aprender” que sustenta al Plan de estudios vigente. En éste se planteaba, palabras más palabras menos, la desaparición de la percepción del "reprobado" en los primeros años de educación primaria. Sin embargo, el nuevo secretario de educación plantea una contrarreforma al regresar los reprobados en la educación primaria, a pesar de los costos y la falta de respeto a la capacidad de aprendizaje de todos los estudiantes mexicanos; “el repetidor lejos de beneficiarse con la posibilidad de repetir cierto grado, es etiquetado como no apto para el aprendizaje por sus maestros, sus compañeros y sus padres, además del lógico deterioro de su autoestima. En consecuencia, el rezago se acentúa en lugar de reducirse y la motivación para continuar en la escuela es pronto insuficiente para contrarrestar la inclinación a dedicar al niño o a la niña a actividades productivas o a labores del hogar” (Felipe Martínez Rizo, 2004)

Pareciera que al actual Secretario de Educación Pública (SEP) le preocupa más desaparecer los planteamientos y propuestas realizadas a la Autoridad Educativa por parte del SNTE, sin documentarse al respecto.

El titular de la SEP decidió no evaluar a los niños de cuatro años, como propone el acuerdo, porque considera que es un golpe fuerte para un pequeño de esa edad. Tampoco entraría en vigor la innovación de que en los tres primeros años de primaria no haya reprobados, salvo que los padres de familia lo pidan, a lo que irónicamente dijo:  “No veo a los padres de familia haciendo fila para pedir que reprueben a sus hijos”, y segundo, porque en el Primero y Segundo grados de educación primaria concentra la unidad de habilidades y destrezas básicas de leer, comprender la lectura y escribir; y no se puede pasar a tercero, si no hay garantía de que el menor aprendió esa enseñanza fundamental. Además, frenó la desaparición del certificado de primaria y la aparición de la Cartilla de Educación Básica, que pretendía entregarse al concluir la secundaria, porque no hay sustento para dejar a la deriva a los menores que sólo terminan la primaria, sin tener un documento que los acredite en ese grado escolar, tema que sin lugar a dudas,  académica y políticamente tiene mucho más tela de donde cortar.

Por si sola, la palabra “reprobados” genera cierto debate entre los docentes. Voces a favor de regresar a esta práctica tradicionalista alaban dicha decisión en razón de que se le regresa la “autoridad” al docente de decidir quien se va y quien se queda en el ciclo escolar.

Parece que el viejo régimen le gusta el eslogan: México país de reprobados que puso de moda un conocido investigador mexicano. Parece que el viejo régimen sólo se siente a gustito administrando y ensalzando la ignorancia. Además, pareciera que a nosotros como docentes, algunos  no todos, nos gusta calificar, censurar, reprobar pero a nosotros no nos gusta que nos evalúen, ni que nos categoricen por tenerle pavor a la corrupción burocrática del gobierno.


Con dichos cambios la evaluación del desempeño de los preescolares será exclusivamente cualitativa, pero sin clasificar el aprovechamiento de los alumnos con calificativos como: destacado, satisfactorio, suficiente e insuficiente, ni se emplearán referencias numéricas.

Respecto a la Certificación de preescolar, durante el proceso educativo, el docente reunirá las evidencias, observaciones y recomendaciones del aprovechamiento del menor, las anotará en la Cartilla de Educación Básica para que los padres de familia o tutores contribuyan a mejorar el desempeño de sus hijos o pupilos.

Los docentes comunicarán los apoyos específicos que consideren necesarios para cada alumno. Además, se reforzará el carácter de documento oficial en la cartilla de tercer grado de este nivel, mediante la inclusión de la leyenda “CONCLUYÓ SU EDUCACIÓN PRESCOLAR”.
 
Con relación al  primer grado de primaria se acreditará con sólo cursarlo y el alumno pasará al siguiente año escolar; sin embargo, el acuerdo modificado fortalece la autoridad del docente a fin de que, en caso de que los menores que cursen segundo y tercero no alcancen los aprendizajes correspondientes, puedan repetir el año cuando obtengan un promedio final menor a seis (6), con la recomendación de que se sugiere si el niño o niña no alcanza a desarrollar su competencia lectora.

Esta reforma no obliga a los profesores a retener a los estudiantes, pero sí los facultad para adoptar la “decisión”, para bien o para mal, que mejor amerite el caso sin descartar la opinión de los padres de familia o tutores, inclusive, la del director del plantel.

Al concluir la primaria, la autoridad educativa competente expedirá el Certificado de Educación Primaria, si los alumnos cumplieron los requisitos del plan y los programas de estudios; a los estudiantes que concluyan preescolar, primaria y secundaria se les entregará el Certificado de Educación Básica. Estos documentos podrán expedirse en versión impresa o electrónica y se sujetará a los estándares de contenido, diseño y seguridad que al efecto establezca la SEP federal.

Sin duda, los y las maestras se encuentran con ánimos de ser escuchados para realizar todas estas modificaciones; sin embargo como dijera alguien por ahí “palo dado, ni dios lo quita”, y el eslabón más bajo de la estructura educativa nos obliga a informarnos y aplicar el nuevo acuerdo No. 685 que complementa el anterior y es en este tipo de decisiones cuando podemos argumentar y asegurar que lo político rebasa a lo académico.

Iván Jossué Campas Robles

Consejal Nacional del SNTE

ivankmpas@hotmail.com

¿Por qué decir sí a la reforma educativa?

Es costoso, presentar una innovación, y puedo hablarles con propiedad. Lo nuevo siempre genera críticas y aplausos, y generalmente, más de lo primero.

Por el solo hecho de ir contra lo que ya hay, contra el statu quo. Es bueno que nuestros legisladores se esmeren proponiendo leyes, llevando al debate.

Esto es gloria para la democracia.  Y también gloria, que se haya propuesto en democracia, y no impuesta por una dictadura.
 
Hemos leído, la mayoría de los involucrados en materia educativa, detalladamente la reforma de ley, de la llamada reforma educativa y quisiera hacer, con el permiso de ustedes, algunas consideraciones:
 
·    La disidencia ha venido publicando en la prensa, dando titulares donde se afirma, que es una reforma de ley que “lesiona” la estabilidad laboral. Tal aseveración escapa absolutamente a la realidad, o al menos, de lo que puede desprenderse del texto de ley en cuestión. De ningún modo, lesiona la estabilidad laboral, ya que para que esto suceda, es necesario reconocer que habrá despidos masivos de excelentes, buenos y malos trabajadores de la educación al servicio del estado; en todo país, la estabilidad laboral se necesita. Se busca el beneficio de ambas partes, trabajador y empleador. 
 
·      Con mucho agrado, sabemos que la llamada reforma educativa reconoce el rango constitucional de la norma laboral que se ha modificado; sin duda, los y las maestras de México reconocemos que lo que no se evalúa no se puede mejorar; demostrando desde el inicio una gran virtud de respeto por la ley madre.
 
·      En nuestro país, pareciera que no podemos erradicar el paternalismo del gobierno y pareciera además que si bien es cierto, los principios de nuestra Carta Magna siempre favorecerán a la parte más débil, es decir a los trabajadores, la modificación es muy útil porque empodera el valor de los y las niñas, así como de los y las jóvenes estudiantes y su derecho a la educación de calidad, que nada culpa tienen de la realidad del trabajo, en que se desempeña un docente.
 
·      Sin duda, tenemos muchos excelentes Maestros, algunos buenos y otros no tan buenos, pero que además de no ser tan buenos, con un dejo de ironía alardean de que nada les pasará y que la autoridad educativa, llámense Directores de escuela, Supervisores y/o Jefes de Sector, nada pueden hacer para hacerles un llamado de atención, o pedirles que cumplan con sus obligaciones; ese tipo de compañero es quien se ha encargado de denigrar la labor de los verdaderos maestros.
 
·      Hay quienes dicen que el SNTE es el culpable de esta situación y en lo particular difiero. Y lo hago porque, insisto, el SNTE no es quien lleva la rectoría de la educación. El rezago educativo no está estructurado únicamente en el trabajo del docente; sino del mismo sistema; un sistema corrupto que ha agotado los mecanismos de toma de decisiones y hartazgo de los padres de familia, y la sociedad en general, porque lo más peor que le podía pasar a un docente, era cambiarlo de centro de adscripción, cuando tenía alguna dificultad de maltrato u otras cosas. Otra cuestión es el “miedo” de directivos por aplicar el reglamento de trabajo y que le cierren su respectivo centro de trabajo.
 
·      Sin duda, la mayor preocupación es la corrupción del propio sistema. Conforme se han venido aclarando algunas disposiciones a la ley reglamentaria y con base en la convicción del trabajo realizado por los y las diputadas de Nueva Alianza y otros partidos en la defensa de los derechos adquiridos por los trabajadores de la educación, han dado certidumbre laboral y convicción de mejorar los procesos didácticos.
 
Compañeros trabajadores de la educación, tengan la plena certeza que el SNTE continuará su defensa por la escuela pública, la visita del Mtro. Juan Díaz de la Torre a Sonora nos da la certeza de que hay Sindicato Nacional y que consideremos además que la tarea se está realizando.
 “Si la ley no es clara, y no tiene como base la verdad, no aspira a la justicia; y una ley que no aspira a la justicia, es un yugo de muerte para el desarrollo de los pueblos”
 
Profr. Iván Jossué Campas Robles
Consejal Nacional del SNTE
ivankmpas@hotmail.com

“Modernización y liderazgo” en palabras de Emilio Zebadúa

Hoy deseo traer a colación algunos comentarios vertidos por Emilio Zebadúa González, presidente de la Fundación SNTE, respecto a consolidar por medio de Modernización y liderazgo, el papel del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) en la vida educativa del México contemporáneo. Modernización entendida como “tener ideas, tener propuestas, tener políticas, tener iniciativas” que ayuden a que el proceso educativo de México avance, y liderazgo traducido en un sindicato que encabece este proceso, sobre todo ante la necesidad de “llenar el vacío” que el gobierno ha dejado en la política educativa nacional.
Sin duda que lo anterior se traduce en una forma de raciocinio y de entendimiento respecto al conocimiento de lo que se opina y lo que se maneja en el ámbito educativo actual. Cuando escuchamos que de repente el SNTE ha sido el portador de llenar el vacío de la política educativa, puesto que ha llevado a cabo Congresos Educativos, Encuentros con Padres de Familia, Conferencias y otros eventos que han terminado en propuestas para conformar y fortalecer Planes Nacionales de Educación o que simplemente se quedan en el tintero.
Por eso me causa ruido, que de repente el debate educativo no se centra en la educación misma, sino en el propio sindicato. Se dice que el SNTE es poderoso y se culpa a éste de no mejorar el poder transformador de la educación, sino sólo el poder político, sin embargo; los problemas de pago no los genera el SNTE, las Escuelas de Tiempo Completo fueron  propuestas por el Sindicato, más no es culpable de que se carezca de infraestructura y falta de pagos a los docentes y especialistas que laboran en ellas.
“Poder en este caso no es prestigio”. Entre más poderoso y más visible es el sindicato magisterial, más expuesto está a la crítica. Si quiere conservar con legitimidad su poder, el sindicato debe ser el primer interesado en separar los intereses gremiales de las decisiones educativas, dice Héctor Aguilar Camín; por tal motivo, es de relevante importancia la política sindical emprendida por el Profr. Fermín Borbón Cota en empoderar la Calidad Educativa por encima de líneas de trabajo tradicionales como el bienestar propio de los trabajadores de la educación, y  los resultados no se han dejado esperar, ya que la Prueba ENLACE habla por si sola, lo que ha llevado al reconocimiento a nivel local y nacional.
La experiencia demuestra que una escuela tiende a ser tan buena o tan mala como es su director, casi por lo regular, por más crudo que parezca. Es un ámbito de competencia pequeño, donde el liderazgo hace la diferencia, para bien y para mal. Por tal motivo no podemos culpar al SNTE por esa situación, ya que se “supone” que todos poseemos competencias para desempeñar un cargo de Director  y aquí, no nos podemos desgarrar las vestiduras, creo que se acabaron los tiempos donde el Sindicato defiende a los maestros malos, o cuando los directivos detectan que un maestro no planea, se instalan en una zona de confort argumentando que si le llaman la atención lo va a defender el Sindicato y en verdad que no es así, porque me consta. El SNTE  defiende al trabajador cuando se atentan contra los derechos laborales, no cuando se exige que se cumplan nuestras obligaciones por las que se nos da un pago. Hagamos lo que nos toca a cada quien, para que en poco tiempo tengamos escuelas con directores competitivos, directores que transformarán sus escuelas en  eficientes, directores comprometidos cuya presión desde abajo, desde las necesidades reales de cada escuela, sean  poderosos  motores de cambio.
El Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación no puede desentenderse del Sistema Educativo,  pues no basta solo con tener presencia y estar enterado de lo que sucede en el mismo. Es necesario, cada vez más, plantear  ideas, hacer propuestas, construir  políticas que se traduzcan en iniciativas. Sin duda, el liderazgo y la visión del SNTE,  bajo el liderazgo de la Maestra Elba Esther Gordillo, ha sido dinámico en este sentido,  puesto que es el Sindicato de la Educación y sería incongruente no asumir el papel que ha desempeñado en todo este tiempo.
Mientras se carezca de liderazgo educativo, el SNTE seguirá llenando ese vacío ante la ausencia, por varios años, de política educativa. Y no es cuestión de partidos o colores, si no es cuestión de formalizar, pero sobre todo, intentar soñar que se puede. La Alianza por la Calidad de la Educación, la autonomía  del Instituto Nacional Nacional de Evaluación Educativa, para la consolidación de la Evaluación Universal, Carrera Magisterial, Escuelas de Tiempo Completo, Escuela siempre Abierta, Escuela Segura y otros, son propuestas del SNTE de carácter visionario, a pesar de los problemas de administración y burocratismo, así como la complejidad política del Estado mexicano.

La Cartilla de Educación Básica y sus implicaciones

Estamos lejos de los momentos en los que se pensaba que el bagaje
 de conocimientos adquiridos en la formación inicial docente, unido
al valor de la experiencia como fuente de aprendizaje en la práctica
podía  resultar suficiente para ejercer el trabajo docente
 
Marcelo y Vaillant
 
Uno de los temas que ha suscitado muchas opiniones en este inicio de ciclo escolar es, sin duda, la Cartilla de Educación Básica. Tal vez por su generalización, luego de haber pasado por una etapa de prueba en aula el ciclo escolar anterior, que sin lugar a dudas y quizás lo más difícil para la estructura educativa, es la apropiación de los procesos de recopilación de información hacia la metacognición de los alumnos y discriminar entre una calificación y el valorar el nivel de logro de los aprendizajes esperados.
 
En mi opinión, el asunto de la calificación es uno de los problemas teóricos centrales de la evaluación del aprendizaje, pues se vincula directamente con la problemática de la medición de las cualidades o propiedades psíquicas del individuo que resultan del aprender, así como del proceso mismo de aprendizaje.
 
La construcción de un  juicio valorativo exige de un sistema de referencia del que parte el evaluador y en los que inserta las evidencias o datos que obtiene sobre el objeto y que permite, por contrastación con aquel, emitir el juicio. La expresión de este mediante un sistema simbólico (un término del mismo sea numérico o no) concreta la calificación.
 
Calificar y evaluar tienen significados distintos. La calificación es un juicio sintético emitido por el profe­sor en un momento determinado sobre el aprovechamiento del alumno; por su parte, la evaluación es un proceso sistemático y riguroso de recolección de información a partir de criterios establecidos, los cuales se toman como referencia para emitir juicios de valor y de esta manera tomar decisiones. En los dos se esta­blecen criterios, se juzga la información recolectada a partir de éstos; sin embargo, su función es distinta, la calificación sirve para comunicar de manera sintética el desempeño del alumno, en tanto la evaluación es una valoración que puede ser usada para tomar decisiones sobre cómo mejorar.
 
Sin embargo, existe el paradigma de ¿cómo utilizar una evaluación formativa? Si bien es cierto, Beatriz Picaroni en su libro Prácticas de evaluación en las aulas de primaria en ocho países de América Latina expresa: “Durante las entrevistas muchos docentes hablaron de la evaluación formativa concibiéndola como “la que se hace a diario y no pesa en la calificación”. Sin embargo, en la mayoría de los casos todos los trabajos de evaluación influyen en el concepto del docente que, con un peso menor que los otros rubros, también conforma la calificación final del alumno. Una de las docentes lo expresa en forma clara: “Todo lleva al resultado final [calificación], hasta la asistencia… El trabajo cotidiano que uno hace con los chiquitos, tareas cortas, tareas extra clase… Todas las evaluaciones sirven para rever cómo seguir trabajando y para calificar”.
 
La evaluación formativa va más allá de registrar todos los eventos que se dan en el salón de clases; es concebir mediante la autoevaluación, coevaluación y heteroevaluación los propios procesos de apropiación del logro educativo, partiendo del reconocimiento de la mejora continua.
 
Cuando los padres de familia y el SNTE expresan en que falta información a los docentes y a la sociedad en general, tienen razón; ya que en su etapa de prueba en aula de la Cartilla de Educación Básica, participaron únicamente 144 escuelas; de Primaria General, 104 de las cuales 81 son Federalizadas y 23 Estatales, fueron 8 escuelas de Primaria Indígena, 14 Particulares, 13 USAER y 5 CAME.
 
Estamos seguros, que con la estrategia emprendida por la Secretaría de Educación y Cultura, en los procesos de difusión, asesoría y seguimiento de la misma, en coordinación con el Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación y los padres de familia, se podrá lograr una evaluación formativa en su máxima dimensión.
 
Quiero cerrar esta columna con  Jorba, Jaume y S. Neus. “La función pedagógica de la evaluación”. Revista Aula de Innovación Educativa.
 
"La visión que se tiene sobre la evaluación condiciona la práctica que se hace de ella. Pero hay otra forma de pensar sobre ella. Así, por ejemplo: ¿Por qué no pensar en actividades de evaluación integradas totalmente en el proceso de aprendizaje y, en cambio, evitar confundir evaluación con examen, y menos evaluación continua con exámenes continuos? ¿Por qué no pensar que evaluar es conocer la estrategia utilizada por la alumna o el alumno en la resolución de una determinada tarea y llegar a comprender las causas de sus dificultades y, en cambio, evitar creer que el principal objetivo de la evaluación es poner de una nota a cada estudiante? ¿Por qué no dejar de creer que los exámenes nos indican qué estudiantes fracasan y qué estudiantes tienen éxito? ¿Por qué no pensar que los propios procedimientos de evaluación pueden ser en gran medida los responsables del fracaso escolar? ¿Por qué no pensar en que sea el propio alumno o alumna quien ha de llegar a ser capaz de reconocer cuáles son sus aciertos y cuáles son sus dificultades y, en cambio, dejar de creer que la evaluación es una tarea que es solamente responsabilidad del profesorado? ¿Por qué no pensar que todos los estudiantes (o la mayoría) pueden llegar a realizar aprendizajes significativos mínimos y, en cambio, dejar de pensar que siempre encontraremos en el aula una distribución del alumnado que siga la curva de Gauss, con el 5 en el punto de inflexión?"
 
Ivan Jossué Campas Robles
Consejal Nacional del SNTE
Asesor Técnico pedagógico de la Dirección General de Educación Primaria
ivankmpas@hotmail.com
 

Crisis en política

“El hombre se descubre cuando se mide contra un obstáculo”
 Antoine de Saint Exupery
 
Como lo dijera el popular chespirito ¿ y ahora quien podrá salvarnos?, y a raíz de los acontecimientos ocurridos en los últimos meses, respecto a los pronunciamientos, ataques, descalificaciones y lanzarse lodo y con todo por parte de algunos candidatos presidenciales de nuestro país, nos da un diagnóstico real de la crisis política y de credibilidad partidista que estamos atravesando; pero no podemos realizar un análisis reduciendo la situación actual a un solo tema o una problemática determinada.
 
 Sin duda,  las movilizaciones estudiantiles han sido uno de los factores que gatilla una crisis mayor, de cómo se visualiza la política y el por qué no se desea ejercer su derecho al voto o visto de otra manera, desde una perspectiva de opacidad ciudadana, donde se garantice la victoria del abstencionismo.
 
Durante mucho tiempo las personas han sido testigos mudos del libre actuar de quienes se dedican a la política, siendo meros espectadores de cómo las mismas personas se trasladan de un cargo a otro y de cómo las promesas de campañas se las llevaba el viento. Muchos años ha pasado sin que la sociedad pudiese manifestarse, en forma seria, sin duda  muchas protestas han pasado por nuestros ojos;  protestas que aun teniendo un sustento político no han trascendido.
 
En pocos años, el auge considerable en el acceso a las tecnologías, y con ello,  las llamadas “Redes Sociales”, han entregado herramientas que antes no existían, instrumentos que no restringen el contenido a transmitir, puesto que no existe una Editorial que censure, encasille o neutralice, lo cual, sin duda ha servido como un medio para poder expresar los ideales y formas de pensar de quienes poco confían en la política. Si bien es cierto, desde mucho tiempo existen los medios de comunicación, pero estos son “empresas”, y como tal se ciñen bajo un objetivo común y acorde a los principios e intereses de quienes controlan cada uno de los medios existentes; Con esta finalidad se establece una línea editorial determinada, que controla y decide los contenidos que serán transmitidos y entregados por este medio de comunicación;  estos antecedentes nos permite señalar que no existía un medio de comunicación que transmitiera en forma objetiva aquello que la sociedad quisiera manifestar.
 
 Hoy día, con las Redes Sociales, se encuentra la posibilidad concreta de contar con ese medio para comunicar las opiniones e intereses, un medio que no puede coartar ni  restringir la opinión y por esta razón se ha podido transmitir el descontento que desde hace mucho  tiempo se viene arrastrando respecto a la visión que se tiene de los partidos políticos. Durante muchos años la ciudadanía a pedido un cambio, cosa que no sucedió cuando se hizo la “transición democrática” en el 2000; hoy, se encuentra  la disyuntiva de volver al viejo régimen de gobierno o bien, transitar a una izquierda, que no es más que lo mismo. En distintas instancias de representación, sin que a la fecha esta se produzca, no ha sido suficiente un cambio de coalición gobernante, la clase política se ha debilitado tanto que el cambio debe ser más profundo, por ciudadanos que propongan y expongan el origen real de la concepción democrática. Sin duda alguna, que es urgente para la sociedad, ganar credibilidad hacia la política y no estar viendo  los mismos rostros que hace 20 años, o que se dejan llevar por el efecto chapulín, pues la única diferencia es que cambiaron de “puesto” o de partido, y lo único que cambio es el lado desde el cual miraban, Pero las personas son exactamente las mismas, y eso es lo que desilusiona.
 
 Quisiera recalcar el hecho que el descontento no es algo que solo se provoca hoy día, esta situación existe desde muchos años, la clase política desgastada y reducida a solo unos pocos, no ha sido capaz de representar, culpar a un movimiento, o a un sector político es hacer un diagnostico reducido, hoy las personas cuentan con medios para comunicarse sin “Edición”, y eso ha permitido darse cuenta que muchos están en la misma línea y con el mismo sentir.
 
Es necesario dignificar la política. ¿Qué significa esto? Que la sociedad vuelva a creer que hay políticos que vienen a servir y no a servirse, que se encuentran conscientes de trabajar de la mano con la sociedad. Entender que no se puede ser capaz de construir si no hay una agenda ciudadana donde también participen los partidos políticos. Con candidatos que sean ciudadanos, que  construyan una agenda política en beneficio de la sociedad; por lo tanto, es necesaria, una revolución, pero no de las armas, sino sustentada en los principios de la educación, como eje fundamental para avanzar hacia la construcción de un país consolidado como nación.
 
 La Política como tal se encuentra en crisis, todo el sistema político lo esta. Ésta  no se ha producido en este gobierno, se arrastra desde mucho tiempo y no cambiara mientras la clase política no cambie el rumbo hacia la representatividad real de las personas. ¡Atrévete!
 
 

“De panzazo”, documental por demás tendencioso

Sin duda, uno de los temas más sensibles para la sociedad es la educación pública y todas las aristas que ocurren en torno a ésta.
 
Actualmente se habla de manera reiterada en  la prensa, en los pasillos de las escuelas, en la política sindical y la administración educativa,  del documental “De panzazo”; documental por demás tendencioso y con un sentido estricto de denigrar la escuela pública para así exaltar la privada y sin  especulaciones,  enfocar las críticas y el golpeteo  hacia el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y sus líderes.
 
Sin embargo, es justo mencionar el hecho de que la clase política mexicana no puede decir que no conoce la realidad educativa por la que estamos atravesando, ni tampoco se pueden desgarrar las vestiduras al reconocer “¡qué barbaridad, que mal estamos!” porque es algo que ya conocen, es más, de alguna manera han contribuido a estar como estamos, por la simple razón de que ellos son corresponsables de este desastre sumario que es la formación de individuos para integrarse a la fuerza laboral del país.
 
No faltará el político mexicano que  se autonombrará “El presidente de la educación”, a favor de mejorar la calidad de ésta y auto excluirse de toda relación con el SNTE; sin embargo; cabe preguntarse: ¿si se tiene un gran nivel de consenso y preocupación por el logro educativo, por qué la formación académica de nosotros como mexicanos está tan lejos de alcanzar el ideal que se requiere?
 
 La clase política ha sido partícipe y beneficiaria  de ese desastre educativo, que no tiene su génesis por sí solo, ni se creó por obra y gracia de un ser superior; tampoco es culpa de alumnos que no quieren aprender, ni de maestros que no quieran enseñar ya que es producto de una relación causa-efecto, pues la realidad es que recae mucha responsabilidad en una clase política que no tiene la voluntad de que las cosas cambien, porque le sienta bien, le acomoda y no es cuestión de alternancia en el gobierno; ni tampoco de vociferar a los cuatro vientos “si soy elegido, crearé las condiciones para que los mexicanos que nazcan en mi gobierno llegarán a la preparatoria”.
 
No basta con aspirar a ser Finlandés, para estar en un privilegiado lugar en las evaluaciones de la OCDE,  porque no somos iguales, somos mexicanos con identidad y características propias, por lo que tenemos que levantar la voz y exigir que cada servidor público, desde su ámbito de competencia cumpla con la responsabilidad que le toca hacer, con compromiso, pero a la vez, con vocación de servicio.
 
No se necesita tener un doctorado en educación para saber que ésta se encuentra de pésima calidad; y que es ya muy común quejarse del papel que juegan la Maestra Elba Esther Gordillo y el SNTE en los malos resultados académicos de los alumnos, pero yo me pregunto: ¿quién propuso Carrera Magisterial? ¿Evaluación Universal? ¿Compromiso Social por la Educación? ¿Escuela Segura? ¿Escuela siempre abierta? ¿Escuelas de tiempo completo? y otros tantos programas que en teoría podrían haber sido detonantes de la calidad educativa; pero que en la práctica han sido el dolor de cabeza de directivos y docentes.
 
La voluntad de hacer un cambio es lo que se debe buscar, sin ambigüedades en las declaraciones de los candidatos o en las plataformas de los partidos políticos. Más bien, es necesario reorientar el Sistema Educativo Nacional, desde una perspectiva de articulación de acciones para optimizar recursos; pues si bien es cierto, existen programas educativos y sociales que son mal empleados y por ende, no es inversión, sino recursos tirados a la basura.
 
Desde aquí, un llamado para elegir a un nuevo Presidente o Presidenta y, desde luego, una nueva legislatura comprometidos con la educación; con propuestas  viables que disminuyan con el desastre educativo.