lunes, 20 de mayo de 2013

Los docentes y su participación en la política

“Todos los docentes debemos de hablar de un mismo tema: La educación.”
 
Si comparamos nuestra labor con la de un médico, sabemos que ellos deben estar constantemente actualizándose debido al compromiso que antepone su labor. Sin embargo, nosotros como docentes batallamos para asistir a cursos y capacitaciones; pero, ¿por qué aplicar una política educativa en la que yo no participo en su diseño?, la respuesta pudiera ser muy sencilla;  los maestros debemos participar en política, de tal forma que no podemos estar ajenos a las reformas que en materia educativa se realizan. No entendemos  como un ingeniero, un abogado o un contador público  tomen decisiones  en un sector en donde no hay significancia para él. De tal forma que es de vital importancia que se ocupen puestos políticos por docentes, sin distingos de colores ni siglas partidistas, ya que esto permite la pluralidad de ideas hacia un mismo rumbo; el de definir una política educativa propuesta, analizada pero sobre todo apropiada por el docente mismo.
 
 Max Weber,  en “El Sabio y el Político” señala: “...pero la política no pertenece tampoco al sector de los docentes. Y menos aún éstos se ocupan científicamente de la política...”, lo cual evoca el hecho de que la sociedad no ve con buenos ojos el que los docentes participemos  en política, considerando que esto trae consigo problemas de tipo social que de cierta manera inciden en su quehacer cotidiano.
 
En este sentido, la preocupación de la sociedad sobre la participación en política se manifiesta en la posibilidad de que la enseñanza impartida por el maestro se encuentre cargada de contenido político en favor de algún partido o movimiento. Por eso es necesario  que el profesor,  no utilice  la cátedra para estos fines.  Fuera de la escuela el docente  se encuentra en condiciones similares a las de los demás ciudadanos. Sus opiniones políticas e incluso su participación directa en el debate partidista, por fuera del recinto académico, no tienen por qué afectar la neutralidad de éste en los temas de clase desarrollados en el aula.
 
El verdadero profesor cuidará muy bien el hecho de no  imponer desde la cátedra ningún tipo de posición, ya sea expresa o por medio de sugerencias...”. “Si se pregunta por qué razón no se deben tratar estos problemas en el aula, se le contestará: Por que el profeta y el demagogo no tienen lugar en la cátedra. Al profeta se le dice: Ve a la calle y háblale al público, es decir, allí donde la crítica sea posible. En el aula, donde están sentados  los alumnos, deben callar y dejar hablar al profesor”. Esta idea de Max Weber, que aunque en la línea final no está completa, no significa limitar o impedir absolutamente la enseñanza de temas relacionados con la realidad política; por el contrario, se aceptan, pero sólo con el objeto de lograr el desarrollo intelectual y moral del alumno y no la imposición de una ideología política.
 
Cabe señalar que hemos avanzado en esto; que es posible gracias a que contamos con docentes proactivos, que se interesan por la política como un medio para proponer, aprobar o censurar políticas educativas, porque el docente históricamente siempre ha sido la figura pública más reconocida en las comunidades, por eso tenemos alcaldes, regidores, síndicos, diputados, senadores, etc que son maestros y que en cierta manera, gracias a ellos  han realizado modificaciones a cuestiones importantes del ramo, como lo es: carrera magisterial, la Alianza por la Calidad de la Educación, la Transformación Educativa y otros programas donde ha tenido que ver la mano de un maestro.
 
Por eso decimos que los docentes debemos hablar un mismo idioma, y este se llama: Educación.
 
Profr. Iván Jossué Campas Robles.
Secretario Delegacional D-I-88
Consejal Nacional del SNTE Sección 28.
ivankmpas@hotmail.com

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